El director de cine David Cronenberg, en su intento
de buscar localizaciones para rodar la película El almuerzo
desnudo, la revista Rolling Stone y, su hombre
de con anza y editor, James Grauerholz, convencieron
a W. Burroughs para que hiciese un último viaje
a Tánger con objeto de ayudar a Cronenberg y hacer
de paso un reportaje.
Corre el año 1990, el escritor tiene 76 años. En el reportaje
quieren que cuente, qué ha quedado de todo
aquel pasado de esplendor del Tánger internacional.
Tras pensárselo, Burroughs acepta. La idea de volver
a ver a Paul Bowles, a Mohamed Chukri y Mrabet y,
sobre todo, a sus fantasmas del pasado recorriendo
las misteriosas callejuelas de esa ciudad que la magia
eligió para vivir, lo motivaron a embarcarse de nuevo
en una aventura.