Un hombre joven, con una asombrosa incapacidad para hacerse cargo de su vida, es el personaje central de esta historia. El largo duelo por la muerte de su padre, una relación amorosa acabada tiempo atrás y una actitud completamente apática respecto de su vida laboral lo mantienen en una situación de estancamiento que parece corresponderse más con el lugar de un observador objetivo que con el protagonista de su día a día. Sin embargo, los mínimos cambios que se producen en su entorno o la sola omisión de cualquier tipo de decisión lo conducirán sutilmente –queriendo o sin querer– hacia un universo de definiciones que desborda de acidez y cinismo. La voluntaria simpleza de estilo que propone Máximo Chehin en su escritura funciona igual que una fachada abstracta para la arquitectura moderna: detrás de ese contendor inocente y sin mayores atributos se esconden la complejidad y las contradicciones de la vida contemporánea.