Soy Sara Casas, una de las siete amigas de un grupo de WhatsApp llamado
«Sin bragas y a lo loco». Un encierro que prometía ser aburrido terminó desatando una tormenta. Cuando el mundo se cerró tras las ventanas y el silencio se coló en las calles, Lola, Violeta, Natacha, Aurora, Coral, Martina y Luna nos aferramos a lo único que nos quedaba: nosotras mismas.
Confinadas, aburridas, con las emociones a flor de piel y las hormonas descontroladas, convertimos el grupo de WhatsApp en un refugio, un confesionario y, a veces, un campo de batalla. Entre confesiones inesperadas, decisiones impulsivas, mensajes subidos de tono y muchas risas, descubrimos que el confinamiento no solo hace echar de menos las costumbres, sino que también desata lo más loco que llevas dentro. Pero cuidado, éramos —y seguimos siendo— un grupo en el que todo puede salirse de control en un abrir y cerrar de ojos. Cada día fue una mezcla de carcajadas, juegos, videollamadas eternas, recetas fallidas... y, por supuesto, chicos: nuevos intereses, conversaciones secretas, encuentros improvisados y una buena dosis de locura. Porque si el mundo se estaba volviendo loco, ¿por qué no volverse locas con él? ¿Quién dijo que sobrevivir a un confinamiento era solo cuestión de tiempo? Para nosotras, fue cuestión de decidir hasta dónde estábamos dispuestas a llegar. Pero no todo fue divertido. También hubo soledad, ansiedad, discusiones, secretos mal guardados y verdades que salieron a la luz en el peor —o quizá el mejor— momento. Ese encierro no solo puso a prueba la paciencia, sino también la amistad, los deseos y la manera de enfrentarse a la vida.
Crónicas de unas amigas confinadas: Sin bragas y a lo loco es una historia tan real como delirante, tan salvaje como emocional. Una mezcla explosiva de humor, deseo, caos, enredos, lágrimas y confesiones que te hará reír, llorar y, tal vez, recordar con una sonrisa ese encierro que nos tocó vivir, pero que nosotras siete decidimos sobrevivir a nuestra manera.
Una lectura divertida, irreverente y entrañable que te hará reír, recordar tus propios días de encierro y, probablemente, decir:
«Yo también tuve un grupo así...»