La actitud emprendedora es una competencia necesaria tanto en el ámbito profesional como en el académico y en el personal. Por ello, debería potenciarse y desarrollarse en todas las edades (de 0 a 100, o más, ahora que se prolonga la esperanza de vida). El motivo de estas páginas no es otro que el de detectar y despertar el espíritu emprendedor que, en mayor o menor medida, llevamos dentro y aplicarlo, con pasión y tesón, al desempeno de cada persona, sea en su empresa o en otra ajena. A partir de ahí, animamos a los emprendedores y emprendedoras a que crean en sus proyectos y les proporcionamos herramientas para transmitir su idea y llevarla a la práctica.