"Ángela Carballino escribe la historia de don Manuel Bueno, párroco de su pueblecito, Valverde de Lucerna. Múltiples hechos lo muestran como un santo vivo, de carne y hueso, un dechado de amor a los hombres, especialmente a los más desgraciados, y entregado a consolar a los amargados y atediados, y ayudar a todos a bien morir. Sin embargo, algunos indicios hacen adivinar a Ángela que algo lo tortura interiormente: su actividad desbordante parece encubrir una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad recataba a los ojos y los oídos de los demás.
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