Es la última frase del diario escrito por un hombre que murió abandonado en el corazón de la salvación amazónica colombiana. A partir de allí, el autor rastreo la historia durante cuatro años y , tras hallar a los personajes que la protagonizaron, recogió sus versiones, exploró los lugares donde ocurrieron los hechos y apoyándose en los documentos oficiales derivados de la investigación que sucitó el hecho, reconstruyó la historia, formada por episodios reales que parecen superar la ficción.